sábado, 9 de junio de 2007

ARQUITECTURA ISLÁMICA

El escaso ritual del culto islámico dio lugar a dos tipologías de carácter religioso: la mezquita (masjid), recinto donde la comunidad se reúne para orar, y la madrasa o escuela coránica.
Dentro de la arquitectura civil destacan los: palacios, los caravasares y las ciudades, en las que se consiguió un planeamiento racionalizado de acuerdo con las canalizaciones de agua y la protección frente al calor. Otro edificio importante en el islam es el mausoleo, enterramiento de un gobernante y símbolo de su poder terrenal.
Todos estos edificios religiosos y seculares tienen numerosos elementos estructurales y decorativos en común.



[[ Mezquitas: ]] -->


El muro de la quibla indica la dirección hacia la que los musulmanes deben dirigir su oración, la ciudad santa de La Meca. Para diferenciarla del resto de las paredes del templo se abre en ella un pequeño ábside o nicho llamado mihrab, similar al altar cristiano pero sin su contenido simbólico. El resto de las sala de oración es un espacio techado indiferenciado, dividido en ocasiones por series de arquerías sobre columnas, paralelas o transversales al muro de la quibla. Esta disposición, heredada de las basílicas paleocristianas y transformada por el culto musulmán en la tipología conocida como mezquita hipóstila, evita las articulaciones espaciales jerarquizadas, características de sus antecesoras cristianas. Otra de las novedades de estas salas hipóstilas es su capacidad para crecer indefinidamente, como en el caso de la mezquita de Córdoba (España, siglos VIII-X), ampliada en numerosas ocasiones debido al aumento de la población. PatioLas mezquitas, sin embargo, mantuvieron la concepción primitiva del rezo al aire libre, en un patio rodeado de soportales que proporcionaban sombra a los fieles. Por ello la sala de oración permaneció como un espacio abierto al patio o sahn, que siguió siendo un elemento importante del conjunto, a menudo con igual o mayor superficie que la zona cubierta. En algunos casos como en las mezquitas de Córdoba o Sevilla (España) el sahn imitaba la configuración interior por medio de filas de naranjos alineados y a la misma distancia que las columnas de la sala adyacente. Además, en el patio solían aparecer dos elementos característicos: la fuente para las abluciones (sabial) y la torre para llamar a la oración, el alminar o minarete.

[[ Arquitectura civil: ]]--->


Durante la época de los Omeyas y primeros Abasíes, los príncipes de las familias construyeron varios palacios en el desierto de Siria e Irak. Algunos de ellos estaban rodeados por terrenos de caza -como los de los últimos reyes Sasánidas- y otros disponían de baños abovedados derivados de la arquitectura tardorromana, que también se aprecia en su empleo como villas o explotaciones agrícolas. Por ello, estos palacios supusieron una síntesis entre las tradiciones orientales y occidentales, característica del primer arte islámico. Al mismo tiempo demostraban una cierta libertad frente a las recomendaciones contra el arte figurativo, que no llegaban a alcanzar connotaciones prohibitivas en el Corán pero sí en los hadit (tradiciones orales) del siglo IX. Los palacios Omeyas estaban decorados con mosaicos, pinturas murales y estucos, representando animales, escenas cortesanas o al propio califa. Esta decoración deriva en gran medida de la tradición Sasánida.En el periodo medio, el mundo islámico produjo los mejores frutos de su civilización urbana. Con la invasión de los mongoles, no obstante, muchas ciudades fueron destruidas o reducidas a pueblos, y se perdieron los ingeniosos sistemas hidráulicos que las permitían existir. Bajo los Abasíes se fundó en medio del desierto, cerca de Bagdad, una ciudad administrativa llamada Samarra, que no llegó a terminarse. Samarra ocupaba una extensión de 175 hectáreas rodeada por una enorme muralla, contaba con jardines, palacios, edificios administrativos, una mezquita, baños y cuarteles. Los edificios residenciales estaban decorados con pinturas figurativas, pero los motivos ornamentales más delicados están tallados en estuco, siguiendo esquemas geométricos de origen turco. Todas estas ciudades de nueva planta, como Samarra, El-Fustat (cerca de El Cairo y conocida por excavaciones) o Medinat al-Zahara, cuentan con importantes infraestructuras como acueductos y redes de alcantarillado. Otro de estos palacios-ciudades del mundo islámico fue la ya citada Medinat al-Zahara en las cercanías de Córdoba (España), edificada por el primer califa cordobés Abd-al-Rahman III de la dinastía Omeya huida desde Siria hasta al-Andalus y destruida por las tribus bereberes en el siglo XI. La tradición islámica de los palacios-ciudades se mantuvo en el norte de África, en Estambul, donde los turcos otomanos comenzaron en 1454 la construcción del palacio Topkapi, y en el reino Nazarí de Granada (España), con el magistral palacio de la Alhambra. El conjunto de la Alhambra está formado por un fortaleza o alcazaba y por el palacio real. A su vez, el núcleo principal del palacio está constituido por una zona oficial en torno al patio de Comares y otra residencial abierta al patio de los Leones. En el centro de este último aparece una fuente sobre figuras de leones con surtidores en sus bocas. El mismo tema del león se repite en la escultura de bronce de pequeño formato y en numerosos recipientes cerámicos . En Irán los últimos grandes constructores fueron los Safawíes, cuya contribución a la arquitectura civil incluye puentes, campos de polo y palacios con miradores de madera. En el palacio de Abbas I se construyó una galería de arte para albergar su colección de porcelanas chinas. Los caravasares fueron una contribución Selyúcida. Son lugares de descanso para los viajeros de las rutas de caravanas y cuentan con una sala de columnas o apadana y un patio para los animales. Otros edificios destacados de la arquitectura civil islámica fueron los baños públicos, bazares, jardines y ribats o guarniciones fronterizas, como los que se conservan en Túnez.

[[Tumbas y mausoleos:]] -->


Las tumbas y los mausoleos, levantados como símbolos del poder de los gobernantes fallecidos, se convirtieron en los monumentos más importantes del islam después de las mezquitas y los palacios. Entre los ejemplos más destacados se halla la necrópolis de las afueras de El Cairo, que presenta tumbas cupuladas construidas por los mamelucos en el siglo XV. La necrópolis Sah-i-Zindeh (siglos XV y XVI) erigida por los Timuríes en Samarcanda, es un impresionante grupo de edificios de ladrillo cubiertos con esbeltas cúpulas sobre tambores, como la tumba de Tamerlán. En Irán, bajo la dominación mongola, se desarrolló un tipo característico de enterramiento cuyo ejemplo más brillante es el gran mausoleo de Sultaniyah (siglo XIV), cuya cúpula se eleva aún más por la inclusión de un tambor octogonal. En relación a este tipo, la obra más representativa del periodo mongol (o mogol) en la India es el famoso Taj Mahal, en Agra, un mausoleo construido en el siglo XVII por arquitectos iraníes.

[[Decoración arquitectónica:]] -->


El estuco, el ladrillo y el azulejo se usaron como elementos decorativos en los edificios islámicos. Los Selyúcidas añadieron la cerámica vidriada (véase más abajo Cerámica). La superficie de los mihrabs, con sus bandas de inscripciones coránicas, se realizaron en estuco tallado o barro vidriado. Los paneles murales se adornaron con motivos decorativos de lacería geométrica sobre azulejos. En la arquitectura de los Timuríes y en la Córdoba califal, los mihrabs se recubrieron con teselas de mosaico de colores brillantes. Los turcos fueron destacados productores de cerámica. En el Irán Safawí, la mayor parte de los edificios públicos se decoraron con azulejos. La gama cromática incluyó el dorado y el verde, que se aplicaban mezclados en vez de por separado, como se hacía anteriormente.Las celosías de madera tallada, en ocasiones con incrustaciones de marfil, también proporcionaron un soporte para la decoración arquitectónica en el mundo islámico. Se emplearon en macsuras, mimbares, ventanas, pantallas y puertas. Los relieves de piedra y de mármol se encuentran en lugares tan distantes como Turquía, Egipto y España.Artes decorativasLa proscripción de la temática figurativa, contenida en los hadit, es similar a la iconoclasia desarrollada durante el periodo del Imperio bizantino.Estas prohibiciones o recomendaciones se seguían estrictamente en el caso de la arquitectura religiosa, como en el caso de las mezquitas, pero la arquitectura civil las transgredía en numerosas ocasiones, dependiendo en cualquier caso de la ortodoxia del gobernante de turno. En el palacio de Msatta (principios del siglo VIII) en el desierto sirio, se aprecia una clara distinción entre la decoración de las dependencias laicas y las religiosas. Los relieves situados en la zona de la mezquita son totalmente abstractos, mientras que los del resto del edificio presentan decoración figurativa zoomórfica. De todos modos, la representación de figuras humanas y animales se hace de forma convencional y con finalidad estrictamente decorativa. Por otro lado estas limitaciones supusieron un acicate para el desarrollo de un repertorio basado en diversas formas y motivos, como la epigrafía (inscripciones caligráficas), el ataurique o decoración vegetal estilizada (arabescos) y la decoración geométrica o de lacería.

ARQUITECTURA
ISLÁMICA



El profeta Mahoma creó la religión musulmana, hacia el año 622 (fecha de la Hégira), en la ciudad árabe de Medina. La mezquita es el edificio más significativo de la arquitectura islámica y su función no responde a rituales complejos (como el templo cristiano) sino tan sólo a acoger un espacio para la oración.
El clima del desierto, donde surgió la religión musulmana, hace necesaria la protección del sol, del viento y de la arena, de modo que los primeros modelos consistían en un simple recinto rectangular porticado con un patio en su centro. La parte fundamental de la mezquita la constituye la quibla, que es el muro del perímetro orientado hacia La Meca, donde deben dirigir la oración los fieles. En el centro de la quibla se sitúa el mihrab, un nicho u hornacina que sirve para distinguir el muro de la quibla. En ocasiones también se disponía, a la derecha del mihrab, un mimbar o púlpito desde el que el imán (o cualquier otro tipo de jefe religioso o político) organiza la oración y arenga a los participantes. Los elementos estructurales fueron diferentes a lo largo de la historia, pero siempre con el predominio de la utilización del arco como elemento sustentante. Las cubiertas, sin embargo, pueden ser planas, de madera a dos aguas, bóvedas o cúpulas. Una característica común es la ausencia de vanos en los muros perimetrales, lo que consolida el espacio de la mezquita como un
espacio interior, indicado para el rezo, cuya única luz procede del patio o de alguna abertura en la cubierta que produce una débil incursión de luz cenital.
El conjunto de la mezquita se completa con una torre llamada alminar o minarete, desde la que se llama cinco veces diarias a la oración de los fieles. El modelo general subsiste hoy día, aunque tan sólo se puede considerar como tipología a efectos de uso, puesto que numerosas iglesias cristianas (como la de
Santa Sofía en Constantinopla o Estambul) han pasado a ser mezquitas sin demasiadas transformaciones. La fe islámica prohibe las representaciones de personas y animales. Para sustituirlas, la arquitectura islámica ha generado a lo largo de su historia una decoración característica, empleando profusamente motivos vegetales (arabescos), geométricos y la propia caligrafía árabe. Los materiales que se han utilizado para decorar los paramentos han sido variados: azulejos, cerámicas, mosaicos, madera tallada, marquetería, mármoles, piedras areniscas, estucos o mármoles con incrustaciones de gemas.


ARQUITECTURA ISLAMICA OCCIDENTAL


Arquitectura islámica occidental. La dinastía Omeya, con centro en el califato de Damasco, inicia su poder en el año 661 y dirige la expansión del islam hasta el año 850. De esta época son
la mezquita de la Roca (c. 691) en Jerusalén, y la mezquita mayor de Damasco (705), organizada como una basílica de tres naves, pero con la orientación transversal, y flanqueada por el sahn o patio de abluciones.
Este edificio ha servido de modelo para la mayoría de las mezquitas occidentales hasta nuestros días. Con la caída de los Omeyas de Damasco, los Fatimíes tomaron el poder en el norte de África, donde construyeron siguiendo la tradición siria las impresionantes mezquitas de Sidi Ocba en Kairuan (836-866), en la actual Tunicia, e Ibn Tulun (siglo IX) en El Cairo. En el año 755 desembarca en la península Ibérica —el extremo occidental del islam— el único príncipe Omeya que se salva de la matanza Abasí y, a partir de este momento, se inicia una recuperación de esta dinastía en torno al reino de al-Andalus y a la ciudad de Córdoba. La obra más emblemática de este periodo es
la mezquita de Córdoba (780-990), iniciada en tiempos de Abd al-Rahman I y ampliada sucesivamente por sus herederos.
Se trata de una enorme mezquita (2,4 ha de superficie) que sigue el modelo de la de Damasco, con la particularidad de que las naves se orientan longitudinalmente hacia el muro de la quibla. Además, se introduce el arco de herradura (tomado de los modelos visigodos), que se decora con franjas rojas características del arte cordobés. Otra de las construcciones de este periodo es el colosal palacio de Medinat al-Zahara (comenzado en 936), casi una ciudad construida para la corte por el primer califa Abd al-Rahman III. El califato de Córdoba sucumbió ante el empuje de los pueblos bereberes del norte de África y de los reinos cristianos del norte de la península, que coincidieron con su desintegración interna. Sin embargo, casi todo el sur de España continuó bajo el dominio musulmán hasta finales del siglo XV. En Sevilla se conservan restos de la antigua mezquita almohade (convertida en catedral) y sobre todo su alminar, la Giralda (1184-1195), construido en ladrillo sobre planta cuadrada y rematado como campanario cristiano en 1560. El último reino musulmán sobre la península Ibérica fue el de Granada, vasallo de la corona castellana y gobernado por la dinastía Nazarí. La Alhambra de Granada (1334-1391), fortaleza y residencia real, es el palacio islámico mejor conservado de toda la edad media. Su arquitectura compartimentada, así como las sutiles relaciones que se establecen con el paisaje circundante y los jardines y estanques interiores, la convierten en uno de los ejemplos más conmovedores de la arquitectura residencial de todos los tiempos. Véase Arte y arquitectura hispanomusulmanas.



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